Buscar este blog

20 junio 2010

EDUCACIÓN, COMPETENCIAS Y LA ACTUALIDAD

      Los párrafos que siguen proponen una reflexión sobre la educación, sobre sus objetivos y contenidos, sobre los conocimientos, actitudes y competencias necesarios para desarrollarnos en forma satisfactoria en la escuela, el trabajo, la vida. 
      Se habla sobre la necesidad de formación de "capital humano" y la educación de calidad.    
      Luego se desarrolla el concepto de "competencias",  conjunto de aptitudes, actitudes, habilidades y conocimientos que utilizamos para relacionarnos con el medio y realizar tareas. Incluyen inteligencias múltiples, destrezas, capacidad para motivarse y motivar, manejo de relaciones interpersonales, trabajo en equipo, técnicas de búsqueda de empleo, organización, realización de trabajo satisfactorio.
Según la educadora Braslavsky “son como programas de computadoras que los sujetos reconstruyen a partir de su interacción con el medio, y que les permiten funcionar en el mundo”.
Las competencias son como un saber hacer con sentido, que permiten no sólo manejar técnicas adecuadamente, sino saber con qué recursos se cuenta, y cuál es el momento oportuno de aplicarlos.
      En particular nos interesan las técnicas, entre las que se cuenta el conocimiento y adiestramiento en las Nuevas Tecnologías de la Información y la COmiunicación (NTIC).
      Sin olvidar la formación ética. 

      Por ultimo, se celebra que egresados y trabajadores formados vuelvan a tener oportunidades, especialmente en algunas especialidades técnicas . Y esta reactivación es correlato necesario para que docentes y alumnos veamos más claramente que enseñar y aprender son necesarios, útiles y pueden ser placenteros.
A veces se sentirá el estudio como un esfuerzo o una carga, pero seguro nos/ les servirá para crecer, abrirse camino en la vida, encontrar mejores oportunidades y sobre todo, para elegir mejor y ser más libres.





Argentina aún no ha salido del todo de su más profunda crisis económica, política y moral de su historia, que tuvo como consecuencia una sociedad con uno de los mayores índices de exclusión social, hambre y desocupación, un sistema educativo expulsivo y retrógrado, y aumento de la brecha entre pobres y ricos.
El reclamo por una enseñanza menos enciclopedista, que disminuyera el salto entre la primaria y la secundaria, que diera cabida a contenidos más significativos, en gran medida fue desvirtuado con la Reforma Educativa de los ‘90, funcional a un país que se desindustrializaba y hundía.
Mientras tanto, los países con mayor calidad de vida, apostaron muy fuertemente al conocimiento, al aprendizaje a lo largo de toda la vida, a la formación de “capital humano”, a incentivar la habilidad de la persona para guiar su desarrollo y utilización de recursos, a brindar una educación de calidad.
Entendieron que la inversión en “capital humano” es tan importante como el capital monetario o las habilidades laborales y actitudinales, es fundamental para el desarrollo sustentable en las sociedades democráticas. 



UNA NUEVA ETAPA Actualmente se acepta el fracaso de esa Reforma educativa y se está implementando la “nueva Secundaria”; existe la voluntad oficial de mejorar la educación, jerarquizar la escuela técnica, revertir años de decadencia y primarización de la enseñanza.
Ello junto con una reactivación de algunos sectores del aparato productivo, siembra esperanzas (esto con todas las críticas que se quieran).
Ahora bien, es difícil que nos ofrezcan trabajo de calidad sólo con un título. Hace unas décadas podía bastar con un diploma, y la adquisición de algunas habilidades, destrezas, aptitudes, para cubrir el contexto educación-trabajo-vida; hoy en la postmodernidad (pérdida de la confianza en que el desarrollo científico iba a solucionar todos los problemas, cambio acelerado, bombardeo de información, desempleo, mercado laboral hipercompetitivo, globalización, desconfianza en los paradigmas o modelos universales...), en la incertidumbre, en el fin del trabajo estable, permanente y más o menos igual a lo largo de toda la vida, son necesarios otros saberes, actividades y habilidades, identificados como competencias.

Las competencias
Este concepto proviene de la economía y otros campos, por lo que hay controversia sobre su utilización: “Cuestión, contienda entre dos o más personas por diferencia de opiniones”, “Disputa o rivalidad entre dos sujetos” (aunque se ha demostrado que muchas veces se logran mejores resultados con la cooperación, la solidaridad, la unión, dejando de lado diferencias en pos de un objetivo común).
En los últimos años se ha difundido el concepto de competencia no sólo en ese sentido, y de “Pertinencia, incumbencia”, sino también como el conjunto de aptitudes, actitudes, habilidades y conocimientos (innatos y adquiridos) que una persona utiliza para relacionarse con el medio y realizar su tarea. Incluyen inteligencias múltiples, destrezas varias, capacidad para motivarse y motivar a otros, manejo de relaciones interpersonales, trabajo en equipo, técnicas de búsqueda de empleo, aprovechamiento del tiempo, organización, concertación, adaptabilidad, y realización de un trabajo satisfactorio.
Según la educadora Braslavsky “son como programas de computadoras que los sujetos reconstruyen a partir de su interacción con el medio, y que les permiten funcionar en el mundo”.
Las competencias son como un saber hacer con sentido, que permita no sólo manejar técnicas adecuadamente, sino saber con qué recursos se cuenta, y cuál es el momento oportuno de aplicarlos.
Para favorecer el “capital humano” es necesario incentivar las competencias.
Las competencias técnicas
Nos interesan en particular éste tipo de competencias, por ser ésta una escuela técnica.
Se refieren al manejo de recursos, la distribución del tiempo, la adquisición de destrezas en distintos campos, los conocimientos matemáticos, científicos y tecnológicos (en particular las tecnologías “de punta”, las más nuevas), habilidad para relacionar los conocimientos teóricos y la investigación con los prácticos, para “bajar a tierra” los conceptos, para expresar una idea gráficamente y utilizar lenguaje tecnológico, etc.
En especial las NTIC, nuevas tecnologías de la información y comunicación: el uso del “e-learning”, la enseñanza aprendizaje a distancia y/o utilizando Internet y otras herramientas de la informática.
Es importante generar propuestas que se sostengan en formatos virtuales, nuevo modo en que se transmiten los saberes y apropian los recursos.
Pero ante las Tic, es contraproducente tanto una actitud de rechazo total como de aceptación sin reservas, suponiendo que son la panacea, la solución mágica. Sería criminal no utilizarlas, pero es necesario interrogarse sobre los efectos y los alcances tanto en su uso como en la configuración de nuevos escenarios. Debemos sostener una actitud crítica, en el análisis de las tecnologías y cómo influyen en la vida cotidiana y los procesos de enseñanza aprendizaje.

Por eso es fundamental el Comportamiento ético, Conciencia de los saberes y limitaciones, Dedicación, Sensibilidad social e intercultural.

LA REALIDAD ACTUAL
En este mundo cada vez más competitivo y globalizado, con mayor carga de información (válida pero también engañosa), con más cantidad de demandantes por puesto de trabajo, y además en cambio acelerado, es necesario desarrollar capacidades para el alcance de los mejores desempeños en diferentes campos del saber, en particular en los procesos de apropiación, producción y socialización de conocimientos, en aplicaciones de últimas tecnologías, en aperturas hacia la creatividad, en la participación interactiva, en la inserción en la vida adulta y el mundo del trabajo, así como formar ciudadanos responsables y plenos.
Es cierto que hay una realidad áulica de apatía, falta de motivación y compromiso, por parte de muchos estudiantes, motivado en parte porque la escuela ha perdido gran parte de la seducción que tenía para los que hoy tenemos 40 o 60 años, cuando sólo había dos canales en televisión y no existían los jueguitos electrónicos ni el chat ni Facebook. Se sigue enseñando en gran medida como cuando los de esa edad fuimos a la escuela, aunque no es simple incorporar nuevas tecnologías, y a veces éstas pueden ser contraproducentes (la calculadora influye para que no se sepa hacer mentalmente una simple cuenta...)
Pero sobre todo venimos de una etapa que no inducía al esfuerzo, la superación, y apostaba a la ganancia fácil, a la especulación financiera, al exitismo. También hay educadores desmoralizados, con pocos incentivos para superarse y proseguir con un aprendizaje permanente.
Podemos decir que es causa y reflejo de la “sociedad líquida”, del “hombre light”, con pérdida de valores, preocupado por el hoy, por “salvarse” o por “zafar”.
A esto se suma, o mejor dicho es el correlato lógico de una sociedad que no apuesta suficiente al conocimiento (la inversión en investigación en Argentina, aún hoy, que ha mejorado muchísimo, es de la mitad que en Brasil, y la cuarta parte que en Corea, Dinamarca, Finlandia, Canadá).
La situación está muy lejos de lograr las metas de los países nombrados, exceptuando algunas empresas, establecimientos educativos y organismos que apuestan a la excelencia, la capacitación permanente, la creatividad, la selección de personal en base a capacidades, conocimientos y comportamientos actitudinales tales como motivación, innovación.
Sin embargo, los egresados y los trabajadores formados vuelven a tener oportunidades, no deben buscarlas sólo en el exterior. Especialmente en algunas especialidades técnicas, como Ingeniería en Materiales, otras ingenierías, Geofísica, Agrimensura, Producción de software, etc., hay pleno empleo, y con buenos sueldos. Y esta reactivación es correlato necesario para que docentes y alumnos veamos más claramente que enseñar y aprender son necesarios, útiles y pueden ser placenteros.
A veces se sentirá el estudio como un esfuerzo o una carga, pero seguro nos/ les servirá para crecer, abrirse camino en la vida, encontrar mejores oportunidades y sobre todo, para elegir mejor y ser más libres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario